A quince años de la liberalización informativa de Televisa, un balance

"Bandera del Ejército de las Estrellas"

«Bandera del Ejército de las Estrellas», del monero Hernández (www.monerohernandez.com.mx).

Por Juan S. Larrosa-Fuentes

El 16 de abril de 1997 murió Emilio Azcárraga Milmo, dueño de una de las empresas más influyentes en las arenas de la política y la cultura mexicana del siglo XX. “El Tigre”, como se le conocía a este magnate, dejó en su lugar a su hijo, Emilio Azcárraga Jean, un treintañero con poca experiencia en los negocios. Éste último era el tercero de una dinastía de empresarios que buscaba continuar con la misión de su estirpe: vivir de las telecomunicaciones. Han pasado casi quince años de la muerte de “el Tigre” y a la distancia, sin dudarlo, podemos afirmar que Televisa cambió su rumbo. Y en donde podemos ver más evidencias de este cambio, es en su producción de noticias.

Azcárraga Jean recibió una empresa gigantesca, con deudas millonarias y con muy baja credibilidad. Para contrarrestar estas tendencias, el nuevo empresario vendió algunos de los negocios que no le eran redituables a Televisa y se hizo de un grupo de jóvenes asesores que le recomendaron una reestructuración financiera que incluyó, entre otras cosas, la incorporación de la televisora a la bolsa de valores, pero también una reelaboración de sus contenidos en aras de ganar legitimidad entre la audiencia. Por eso, cuando anunció el 19 de enero de 1998 que el noticiario 24 horas concluía sus transmisiones y que el periodista Jacobo Zabludovsky no sería el titular del nuevo espacio de noticias, la opinión pública mexicana comenzó a albergar ciertas esperanzas de que Televisa podría sufrir un giro democrático en su producción de noticias. Estas expectativas no era del todo infundadas, pues 24 horas y Zabludovsky constituyeron, durante 27 años, una de las maquinarias más importantes para la reproducción del autoritarismo priísta del siglo XX mexicano.

En lugar de Jacobo quedó un insípido Guillermo Ortega, quien condujo el noticiario nocturno durante un par de años. Sin embargo tuvo poco éxito pues en abril de 2000, Joaquín López Dóriga tomó su lugar y hasta ahora no lo ha soltado. A propósito de todo esto, en semanas recientes Televisa transmitió un documental en el que narran las andanzas de López Dóriga, mejor conocido como “el teacher”, en estos once años de trabajo al frente de un espacio informativo que se transmite de lunes a viernes y que en una noche normal puede jactarse de tener una audiencia de más de 30 millones de mexicanos. El video que comento es muy interesante. Por una parte está producido como si fuera el trailer de una película de suspenso y acción, con música dramática y un montaje frenético de imágenes; lo que genera es una narración en la que un reportero es retratado como un profesionista humilde pero valiente, atizado por la pasión de su trabajo pero institucional en sus decisiones. Es una pieza de ficción que presenta la vida de un gran periodista. Pero por otro lado el video es muy claro y transparente. El recuento de las noticias que para Joaquín López Dóriga son las más importantes de las últimas décadas es muy claro: la vida de Juan Pablo II, desastres naturales (dice que reportearon mas de tres mil calamidades como tormentas, huracanes o ciclones), las guerras en el medio oriente, el terrorismo, la guerra contra el narcotráfico, historias del corazón como el caso de las niñas Madalaine o Paulette, el desafuero a López Obrador o los actos de corrupción de la clase política mexicana (las grabaciones del “gober precioso”, el capítulo de “el señor de las ligas”, o las llamadas incómodas de los hermanos Salinas de Gortari). Con esta pequeña muestra de las noticias más importantes entre 2000 y 2011, es muy fácil detectar una línea editorial muy clara.

Con estas ideas de fondo, la pregunta que queda en el aire es la siguiente: ¿Qué tanto han cambiado los noticiarios de Televisa en estas últimas décadas? Han cambiado mucho. Y de ello pueden dar cuenta las audiencias mexicanas, pero también diversos estudios que muestran los giros en su agenda informativa. Por ejemplo, en la actualidad, estos noticiarios no se dedican a presentar únicamente la información relacionada con el partido en el gobierno o el candidato oficial en turno. Recordemos, por ejemplo, que durante la elección de Carlos Salinas de Gortari, para la televisión solamente existía un solo candidato.

No obstante de esto, Televisa está muy lejos de ser una empresa comprometida por construir periodismo de calidad o autonomía frente al poder, menos aún está comprometida con permitir la creación de un libre mercado de ideas en la democracia (pseudo) liberal mexicana. Y los cambios son muchos, pero los avances pocos: ya no vivimos un país en el que una televisora comercial es la oficina de comunicación social de la presidencia, ni tampoco en uno en el que los empresarios se subordinan frente al presidente. En el México liberal, el México del mercado, lo que importa es el raiting y la mercantilización de la información. Esto bien se puede ilustrar con las declaraciones que Azcárraga Jean le hiciera a Carlos Puig (1997), en una entrevista para el semanario Proceso, cuando se autodefinió como un empresario que poco sabe de política y que su mayor interés estaba en generar los más altos niveles de raiting. El control autoritario del Estado hacia los medios de comunicación desapareció, pero en su lugar el control se instituyó desde el mercado.

López Dóriga ha erigido un noticiario de la mano de Azcárraga Jean dirigido a crear espacios en los que se pueda anunciar el sector privado, pero también ha enfocado sus baterías a recolectar recursos económicos de la clase política del país y de otros sectores poderosos como la Iglesia. Mucho se sabe ya del contrato que Peña Nieto tiene con esta televisora para aparecer cotidianamente en los noticiarios de López Dóriga o de lo costoso, en tiempos electorales, de una entrevista en este espacio. Ya no son los tiempos en los que el presidente dispone de una entrevista con esta televisora, por el contrario, en los tiempos que corren, el presidente tiene que pedir y comprar tiempo aire.

A quince años de que Televisa giró el rumbo de sus espacios de noticias y de que las reglas del mercado no han autorregulado el mundo informativo como los economistas sueñan, los mexicanos estamos lejos de tener distintas opciones informativas a las ya tradicionales. Para López Dóriga Juan Pablo II se convirtió en una obsesión periodística, para la televisora, una obsesión comercial, por eso ni siquiera insinuaron la relación entre el próximo santo y Marcial Maciel, el sacerdote pederasta de los legionarios de cristo. No veremos fuertes críticas a la presidencia de la República, porque ésta es de los principales patrocinadores del espacio. Veremos también que las protestas sociales legítimas son las menos y que por el contrario hay una fuerte criminalización de la protesta social.

En su video, López Dóriga dice que en once años ha producido 147 mil minutos de noticias al aire y que se ha convertido “en el espejo de los cambios de este país”. Con estas frases, contundentes y sin posibilidad de malinterpretadas, podemos entender cómo es que Televisa se ha constituido en la correa informativa más importante de los mexicanos, antes bajo el autoritarismo, ahora bajo los intereses del mercado.

Este artículo fue publicado el día 10 de mayo de 2011 como parte de la columna de opinión “Sistema Autorreferencial” del programa “Señales de Humo”, que se transmite por Radio Universidad de Guadalajara.

4 comentarios

Archivado bajo Economía política de la comunicación y la cultura, Medios de comunicación masiva, Monopolios y medios de comunicación, Neoliberalismo, Sistema de comunicación de México, Televisa, Televisión, Televisoras de México

4 Respuestas a “A quince años de la liberalización informativa de Televisa, un balance

  1. Bernardo Masini

    Lúcido como siempre, mi estimado Juanelo.
    Me sorprende mucho que el señor diga que su noticiero ha sido «el espejo de los cambios de este país», y sin embargo no mencione las elecciones de 2000 y de 2006 entre los acontecimientos relevantes que le ha tocado cubrir. Por su impacto en la historia nacional, ambas me parecen mucho más importantes que las cosas que él selecciona. Estoy de acuerdo con tu lectura sobre la línea editorial que se infiere en su selección: no hay que recordar los vuelcos que han exhibido al régimen en estos últimos años. Las lluvias, terremotos y cataclismos de ese tipo han sido impactantes… pero usarlas de tapadera para olvidar la Guardería ABC o Pasta de Conchos es imperdonable. Ahí también hubo muchos muertos, pero con responsabilidades bien identificadas.

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  2. En el video se asegura que el noticiero ha llegado a ser el espejo de los cambios en México; estoy de acuerdo. No es que considere que en el noticiero de López Dóriga se haya ejercido un periodismo intachable y sin sesgos u omisiones graves, sino que viendo al noticiero como un actor más, en él se pueden leer varios de los cambios que ha experimentado el país. El principal cambio que podemos ver reflejado en el noticiero es el hecho que haya dejado de ser la plataforma del Estado y ahora obedezca al mercado. Las empresas de comunicación ahora son un poder más, no herramienta del Estado.

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