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El beso del diablo de la Web 2.0: Internet, polarización política y democracia

Por Juan S. Larrosa-Fuentes (11 de mayo de 2015)

La polarización política es un fenómeno común en los tiempos que corren. Vemos comunidades, ciudades, y países radicalmente divididos entre los que apoyan a los liberales o a los conservadores, a los de derecha o a los de izquierda, a los que creen en los sistemas de organización política y los que no. No es claro que sea un fenómeno reciente, pero es un hecho que la polarización ha sido motivo de estudio para unos y de preocupación para otros. ¿Cuál es el origen y las causas de la polarización política? Hay muchas explicaciones al respecto. Una de ellas dice que la polarización política es causada, entre otras cosas, por cambios en los sistemas de comunicación de las democracias contemporáneas.

Hasta mediados de los años ochenta, los sistemas de comunicación estaban alimentados por medios de comunicación grandes, relativamente estables y que producían información para toda la población. De ahí el mote de medios masivos de comunicación. Sin embargo, esta situación cambió, primero con la aparición de la televisión por cable y después, a principios de los noventa, con el desarrollo de Internet. La ecología mediática se transformó notablemente. Aunque se desataron fuertes procesos de concentración de la propiedad de los medios, el volumen de la oferta mediática se incrementó. (Esto no quiere decir que comenzó a producirse mejor información, sino que hubo una mayor abundancia informativa.) Al ampliarse la oferta comunicativa en la televisión por cable, pero especialmente por Internet, las masas se fragmentaron, pues las audiencias tuvieron a su disposición distintas opciones para consumir productos periodísticos o de entretenimiento. Hasta este punto la historia parece ser ampliamente favorable para un sistema democrático. Internet, hasta hace poco, era el antídoto en contra del mundo que Stanley Kubrick retrató en su memorable Naranja Mecánica. La diversidad informativa en Internet abriría nuevos canales de comunicación en donde todas las visiones y perspectivas políticas tendrían cabida. Sin embargo, a dos décadas de la aparición de Internet, sus efectos democratizadores están en la picota.

Al fragmentarse las audiencias, los medios tradicionales perdieron su mina de oro publicitaria, pues en el nuevo ecosistema mediático tuvieron que comenzar a hacer varios productos para distintas audiencias, cuando en el pasado bastaba con que hicieran un solo producto de distribución masiva. Menores audiencias significaron menores ingresos económicos y, por tanto, una menor inversión en la producción comunicativa, especialmente en el área periodística. En este escenario, los medios tradicionales han adoptado, en general, dos líneas editoriales que mitigan sus pérdidas económicas. El primer camino ha sido seguir el viejo esquema de producir información periodística para un amplio sector de la población. El resultado son notas periodísticas de poca profundidad y neutrales políticamente, pero que pueden llegar a todo tipo de audiencias. En la segunda opción los medios han enfocado sus productos a sectores de la población que tienen identidades políticas radicales. En este caso los medios producen información periodística para sectores conservadores o liberales, de derecha o de izquierda, o de cualquier otra polaridad política. Es decir, hay una proliferación de medios partidistas y prensas militantes, que han dejado atrás el utópico ideario de la objetivad como valor periodístico.

El que algunos medios de comunicación hayan radicalizado sus líneas editoriales es una situación que puede diluirse en Internet, pues la red es una de las plataformas de distribución informativa más importantes del mundo, especialmente a través de redes sociales como Facebook o Twitter. En teoría, en Internet los usuarios pueden encontrar todo tipo de información, desde la más radical, hasta la más moderada. Sin embargo, muchos investigadores han observado que lo usuarios evitan exponerse y consumir información contraria a sus preferencias políticas e ideológicas. Este fenómeno, que evita la disonancia cognitiva, da como resultado una “cámara de eco” (echo chamber en inglés), en donde los usuarios de redes sociales tienden a establecer relaciones con usuarios con lo que tienen afinidades políticas y a evitar aquellos con los que tienen diferencias. Sin embargo, los investigadores más críticos aseguran que sí existe la cámara de eco, pero que este fenómeno no es producido por factores cognitivos, sino por los algoritmos de las plataformas 2.0 como Google, Facebook, o Twitter (ver el concepto “filter bubble”). Estas plataformas registran qué información le gusta o no a los usuarios y a partir de estos registros van alimentando sus búsquedas de información. Si un usuario es afín a cierto tema político, le llevan información sobre este tema y no de otros. En cualquiera de las dos explicaciones, la cognitiva o la algorítmica, el resultado es el mismo: una mayoría de usuarios de Internet que solamente se exponen a información política que refuerza su ideología, lo cual aumenta su radicalización política.

Filter Bubble. Imagen tomada de http://www.brainpickings.org

Filter Bubble. Imagen tomada de http://www.brainpickings.org

Desde el punto de vista de la democracia deliberativa y republicana (y cuando digo republicano no me refiero al partido norteamericano), la polarización política es negativa porque los ciudadanos están dejando de discutir sobre temas políticos con otros ciudadanos que tienen visiones políticas distintas a las suyas. Paradójicamente, Internet le ha dado el beso del diablo a la democracia, pues está propiciando que los ciudadanos discutan menos entre sí y que se alejen de aquellos que piensan de forma distinta, pues resulta mucho más cómodo consumir información que refuerce sus preferencia políticas.

Ahora bien, estas explicaciones sobre las causas de la polarización han sido creadas a partir de investigaciones hechas en Europa, pero principalmente en Estados Unidos. Sería un error extrapolar acríticamente estas ideas para entender la polarización política en México, pero también sería un error desechar estos argumentos simplemente porque fueron hechos en otro lado. Desde 2006 México ha experimentado una polarización política que sigue siendo vigente hasta el día de hoy, prueba de ello son los últimos tres procesos electorales, que han tenido resultados muy cerrados, altamente controversiales, y que han dejado dividido al país. En medio de un nuevo proceso electoral, vemos algunas de las características que investigadores han descrito sobre los sistemas de comunicación del norte: proliferación de medios partidistas en Internet, medios de comunicación y columnistas que sobreviven a partir de audiencias altamente politizadas, radicalización de las identidades políticas de los ciudadanos, cámaras de eco en las redes sociales, y medios generalistas que ofrecen información política “neutral”, aséptica, y con poca sustancia periodística.

Este artículo fue publicado el 11 de mayo de 2015 como parte de la columna de opinión “Sistema Autorreferencial” del programa “Señales de Humo”, que se transmite por Radio Universidad de Guadalajara.

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Internet, política y elecciones locales

Por Juan S. Larrosa-Fuentes (12 de abril de 2015)

Internet comenzó a utilizarse en las campañas electorales mexicanas de 2012. En previas elecciones candidatos y políticos utilizaron diversas plataformas de Internet, pero fue hasta la elección de hace tres años cuando el uso de esta red adquirió carta de naturalización en la mayor parte de las campañas políticas del país. Internet resulta atractivo para la clase política porque es un medio de comunicación que tiene la potencialidad de llegar a muchas personas y porque tiene costos de producción y distribución mucho más económicos y sencillos que los medios tradicionales. Pero Internet también resulta atractivo en términos discursivos. En Internet los candidatos pueden pretender ser transparentes, escuchar al ciudadano, y sentirse como políticos modernos que van a la vanguardia tecnológica. En el caso de la política local, mucho se ha especulado sobre el “impacto” y “efecto” que las “redes sociales” tendrán en las elecciones que están en curso.

Internet y los cambios en la comunicación política electoral

La utilización de Internet en las campañas electorales ha traído muchos cambios. Los políticos saben que deben estar en Internet y contratan a agencias de publicidad (aunque ahora se hacen llamar a través de eufemismos como consultores de imagen y branding, asesores en comunicación o community managers) para que les monten un página web y manejen sus redes sociales. En muchos de los casos, los candidatos se desentienden de estas estrategias de comunicación. Son pocos los políticos que transparentan el uso de sus redes sociales. Un excepción, por ejemplo, es Barack Obama, quien tiene a un equipo que maneja su cuenta de Twitter. Las pocas veces que el presidente teclea personalmente un tuit, se lo hace saber a su público a través de una rúbrica que contiene sus iniciales: “-bo”.

Internet permite que los políticos puedan mandar muchos mensajes, muchos más de lo que permiten los medios tradicionales. Por ejemplo, en las elecciones locales de 2012, los candidatos al gobierno de Jalisco produjeron 28 spots para la televisión. Estos 28 mensajes se reprodujeron en 297 mil ocasiones a través de las pantallas de televisión de los jaliscienses. En contraparte, los candidatos produjeron 754 videos para YouTube, los cuales sumaron 3’487,761 reproducciones. Es decir, en Internet los candidatos pudieron subir mucho más mensajes. Además pudieron saber, con mucha mayor precisión, cuántas personas vieron sus mensajes.[1]

Por otro lado, Internet también se ha convertido en un espacio en donde los ciudadanos y usuarios pueden encontrar mucha información. Algunos buscan información política y programática, como las plataformas de los candidatos, sus planes de trabajo, o datos biográficos. A otros les interesa encontrar información periodística sobre el pasado de los políticos o sobre sus giras de trabajo. A otros más les gusta ver al candidato a través de fotografías o videos, enviarle correos electrónicos o saludos a través de sus redes sociales.

Internet y las promesas incumplidas para la comunicación política

En Internet no todo es miel sobre hojuelas. Algunos de los discursos más celebratorios y entusiastas vaticinaron que Internet sería una poderosa arma para democratizar los sistemas políticos contemporáneos (tal como en su momento se dijo de la radio y la televisión). Entre otras cosas previeron que Internet sería un espacio en el que todos los ciudadanos podrían participar libremente, en donde encontrarían una gran diversidad de información política, y en donde discutirían la vida política de su entorno. Pocos de estos vaticinios se han cumplido cabalmente.

La realidad dicta un panorama complejo. La brecha digital sigue siendo un impedimento para que todos los ciudadanos tengan la posibilidad de participar en el sistema de comunicación política que ofrece Internet (ver informe QITESO). Por ejemplo, en las elecciones de 2012, los candidatos al gobierno de Jalisco sumaron, entre todos 316,491 seguidores en redes sociales (Facebook, Twitter y Youtube), lo cual representa apenas el 6% de los electores jaliscienses (aunque en realidad la cifra es mucho más baja, ver “Comunidades virtuales y elecciones en Jalisco”). En términos de infraestructura, las cifras están lejos de ser alegres. Según la más reciente encuesta del observatorio Jalisco Cómo Vamos, 44% de los entrevistados en el municipio de Guadalajara dijo no tener acceso a Internet en su casa, lo cual quiere decir que mas de 650 mil personas no podrán seguir las elecciones municipales a través de Internet y tendrán que utilizar un cibercafé, conexiones publicas de Wi-Fi, o de plano dejar de seguir la información política a través de Internet.

Por otro lado, Internet ha prometido ser una vía para que los ciudadanos puedan comunicarse con las élites políticas. Hasta ahora hay pocos ejemplos de procesos electorales en donde este tipo de procesos comunicativos hayan ocurrido. En el caso de las elecciones pasadas en Jalisco, aun cuando algunos de los candidatos se vanagloriaron de hacer campañas electorales exitosas e innovadoras en Internet, los diálogos públicos fueron escasos.[2] Por ejemplo, en una investigación que realizamos en el observatorio de medios, recolectamos todos los mensajes que circularon durante tres semanas en las cuentas de Twitter de los candidatos al gobierno del estado. En total analizamos 733 tuits, de los cuales, el 88% (646 mensajes) fueron emitidos por los candidatos o los miembros de su equipo. El resto de los mensajes fueron producidos por 70 usuarios, de los cuales solamente 29 fueron de usuarios sin ninguna afiliación política. Entre todas las cuentas encontramos seis que eran de robots o troles, ya que las cuentas dejaron de utilizarse una vez finalizada la campaña. Esto quiere decir que durante tres semanas de la campaña electoral, solamente 29 usuarios decidieron establecer contacto con los candidatos, cuando el padrón electoral del estado está compuesto por más de cinco millones de ciudadanos. Como se puede ver, la comunicación política en Internet está lejos de tener una inclusión universal en donde los ciudadanos puedan comunicarse entre ellos y con las élites políticas.

Epilogo: las campañas locales que vienen

Hasta ahora, los riesgos para las campañas locales están en el terreno de la guerra sucia y de la desinformación. Existe suficiente evidencia para asegurar que hay grupos que localmente están operando cuentas apócrifas en Twitter y en Facebook, y que las han utilizado para amedrentar, censurar y violentar a los usuarios más críticos (ver, por ejemplo, el caso de las amenazas a la Dra. Rossana Reguillo). También hay grupos que deliberadamente producen desinformación, es decir, información falsa, la cual puede llevar a generar percepciones erróneas de la realidad, como recientemente lo ha documentado Darwin Franco en un artículo.

De cualquier manera las campañas políticas en Internet darán mucho de qué hablar durante los siguientes meses. Para los políticos Internet puede una herramienta para comunicarse, de forma personal, con sus simpatizantes y, en el mejor de los casos, para la organización de sus comunidades políticas. Por su parte, los ciudadanos pueden utilizar Internet para comunicarse con las élites políticas, pero especialmente para organizarse desde espacios de la sociedad civil.

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[1] Lydia Duarte and Juan S. Larrosa-Fuentes, “Comunidades virtuales y elecciones,” in Medios de comunicación y derecho a la información en Jalisco, 2013. Análisis del sistema de comunicación política de Jalisco durante las campañas electorales a gobernador, ed. Juan S. Larrosa-Fuentes and Sofía Paláu Cardona (Guadalajara, México: ITESO, Departamento de Estudios Socioculturales, 2013), 161–77, http://qmedios.iteso.mx/wp-content/uploads/2014/02/08-Comunidades.pdf.

[2] Juan S. Larrosa-Fuentes, “Twitter’s Messages during a Governor Election: Abundance of One-Way, Top-down and Auto-Referential Communications and Scarcity of Public Dialogue,” Global Media Journal México 11, no. 22 (December 2, 2014): 42–60, http://www.gmjei.com/index.php/GMJ_EI/article/view/213.

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Este artículo fue publicado el 13 de abril de 2015 como parte de la columna de opinión “Sistema Autorreferencial” del programa “Señales de Humo”, que se transmite por Radio Universidad de Guadalajara.

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#Ayotzinapa en Filadelfia: “Estamos lejos de México, pero estamos, dice uno”

Por Lupita Orozco y Juan Larrosa

Manifestación por #Ayotzinapa, afuera del consulado mexicano en Filadelfia (PA)

Manifestación por #Ayotzinapa, afuera del consulado mexicano en Filadelfia (PA)

El consulado mexicano en Filadelfia se encuentra en un edificio que mira de frente la Plaza de la Independencia. Todos los días, cientos de mexicanos acuden al Consulado para sacar sus pasaportes, pero hoy, muchos fueron a manifestarse por el caso de los 43 normalistas asesinados en #Ayotzinapa. Es una noche fría y desde lejos se puede ver un grupo de personas que atentamente escuchan a una serie de oradores: un líder social local, un locutor de radio y un fotógrafo. El viento pega fuerte, pero no asusta a 43 espontáneos que se tiran al suelo para representar la masacre. Después, alguien lee un poema que muchos recuerdan haber declamado en su respectiva “escuela primaria”, “México… creo en ti”, dicen. Luego vinieron las consignas en contra de Peña, Rivera y el catártico, ¡qué se vayan todos!

Manifestantes afuera del consulado mexicano.

Manifestantes afuera del consulado mexicano.

Estamos lejos de México, pero estamos, dice uno. Es difícil observar desde otro territorio lo que pasa en México. Dicen que ver los toros desde la barrera es más sencillo… a veces, también resulta doloroso.

Performance afuera del consulado mexicano en Filadelfia

Performance afuera del consulado mexicano en Filadelfia

Las manifestaciones en la calle cohesionan, juntan a los cuerpos, que se comunican entre ellos. En las manifestaciones por #Ayotzinapa hay un mundo de imágenes y de discursos por leer, por ver, por escuchar. El enlace más fuerte, sin duda, es el emocional: ¿hasta dónde llegará nuestra indignación? Nadie lo sabe.

Lupita y Juan afuera del consulado mexicano en Filadelfia

Lupita y Juan afuera del consulado mexicano en Filadelfia

A 104 años de la Revolución Mexicana, #Ayotzinapa se asoma como una coyuntura que dispone a un punto de quiebre.

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