Por Juan Larrosa (7 de diciembre de 2016)
En una entrevista reciente, Noam Chomsky dio sus opiniones respecto al proceso electoral en Estados Unidos. En la charla que tuvo con el periodista, el investigador estadounidense explicó que el 8 de noviembre de 2016 la noticia más importante para el mundo no fue la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, sino los resultados que arrojó un informe de la Organización Meteorológica Mundial, en el que se da cuenta del incremento de las temperaturas a nivel planetario. A esta noticia, que es alarmante, entonces sí, se puede sumar el triunfo de Donald Trump: un empresario devenido en político que entre otras tonterías ha declarado que el concepto de “calentamiento global” fue creado por los chinos con el objetivo de desacelerar y entorpecer el desarrollo de las compañías norteamericanas. Estas dos coyunturas marcan grandes retos para la defensa y protección del medio ambiente en los años venideros.
En la historia de la ciencia moderna, en pocas ocasiones han ocurrido consensos respecto a un tema en particular. Esto quiere decir que la tarea científica es una en la que sus protagonistas todo el tiempo están tratando de entender su entorno desde diversas perspectivas epistemológicas, ontológicas y axiológicas. Lo que normalmente ocurre es que los científicos desarrollan múltiples explicaciones, a veces contradictorias, respecto a un mismo fenómeno. Esto es normal porque es complicado llegar a verdades absolutas. Sin embargo, en la historia de la ciencia también existen consensos. Estos consensos ocurren cuando la mayoría de la comunidad científica da por válida una explicación. Un ejemplo de ello es que la Tierra es redonda. Durante muchos años se creía que la Tierra era plana. Actualmente sería un despropósito descreer de las características geométricas de nuestro planeta.
A la historia de los consensos se puede sumar uno reciente. De acuerdo a la comunidad científica internacional, existe un consenso en que la temperatura del planeta ha ido aumentando en el último siglo. También existe un consenso en que el alza en la temperatura es dañina para el planeta y que representa un grave peligro para la seguridad y supervivencia de los seres humanos. La evidencia científica que respalda estas aseveraciones es abrumadora y existen diversos artículos que así lo prueban. En este marco, el 8 de noviembre de 2016, el mismo día de las elecciones en Estados Unidos, la Organización Meteorológica Mundial presentó el reporte “El clima global de 2011 a 2015” en el que explica que los últimos cinco años presentaron las temperaturas más altas que hasta ahora se han registrado, que en este periodo la concentración de gases de invernadero ha seguido en aumento, y que 2015 ha sido el año más caluroso en los registros históricos.
A pesar de que existe un consenso científico sobre el cambio climático global, todavía hay poderosos agentes políticos y económicos que niegan sistemáticamente la transformación climática en el mundo. En general, las razones de quienes niegan el cambio climático tienen un origen económico, pues las soluciones para mitigar el cambio climático exigen la disminución y eventual eliminación del uso de combustibles fósiles, así como el desarrollo de energías limpias y renovables. También exige medidas radicales que detengan la contaminación del aire, agua, y tierra, así como la transformación de la movilidad urbana, bajo un modelo que no esté sustentado en el uso del automóvil. Estas y otras medidas afectan los intereses de las empresas dedicadas a la producción de automóviles, gasolinas, carbón, entre muchas otras.
En este contexto, llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos es una mala noticia para la lucha en contra del calentamiento global y en general para la defensa del medio ambiente. Como empresario y durante su campaña electoral se refirió al cambio climático como una jugarreta política de ciertos países, entre ellos China, para dañar la competitividad estadounidense. Además, se dedicó a difundir información falsa, aduciendo que, contrario a lo que el consenso científico señala, el planeta Tierra se está congelado.
Conforme avanzó su campaña electoral, Trump fue matizando su postura. En una entrevista reciente con la redacción del New York Times, el ahora presidente electo de Estados Unidos expresó que que todavía no está seguro sobre el hecho de que el cambio climático sea una realidad, pues según él, hay muchas personas que piensan que el cambio climático no es algo verdadero. Aunque Trump matizó su postura, lo preocupante vino después en la conversación, pues dejó en claro que sus decisiones en torno al medio ambiente estarán supeditadas al tema económico: “Todo depende de cuánto va a costar [el cambio climático] a nuestras compañías. Debemos de entender que actualmente nuestras compañías no son competitivas”.
Esto quiere decir, en pocas palabras, que el planeta no tendrá como aliado al líder de uno de los países más poderosos de nuestro tiempo. También quiere decir que este líder supeditará su política ambiental a un tema económico y que, para llevar a buen puerto sus propuestas, no tendrá empacho en mentir y en difundir información falsa, mentiras pues, sobre los alcances del cambio climático. Los siguientes años requerirán de un fuerte activismo global que contrarreste la postura demagógica del nuevo presidente y medios de comunicación que incansablemente ofrezcan información veraz sobre el medio ambiente y el cambio climático.
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