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Poder e imágenes en México durante 2014, de la frivolidad al horror

Por Juan S. Larrosa-Fuentes (26 de enero de 2015)

2014 será recordado como el año en que desaparecieron 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa y como el año en el que Peña Nieto perdió el control del país. Esta historia se contó de múltiples formas y como nunca antes, las imágenes tuvieron un papel fundamental en la visibilidad del poder político.

Una larga primavera visual de frivolidad política

Durante la primera parte de 2014 el gobierno federal produjo y propaló una campaña de comunicación muy ambiciosa. Luego de un primer año de gobierno en donde el Presidente tuvo apariciones públicas más bien discretas y donde lo pasó negociando el tristemente célebre Pacto por México, en 2014 decidió que era tiempo de proyectar la imagen de su nuevo gobierno. Con el documento del Pacto por México doblado en las bolsas ocultas de su saco, Peña Nieto comenzó a avanzar en su estratega comunicativa. A la distancia, la estrategia resulta nítida: su equipo de trabajo creó mensajes para distintos sectores sociales, los cuales fueron difundidos a través de canales masivos. Hubo mensajes domésticos para el sector empresarial, para las amas de casa, para los jóvenes y para la clase trabajadora. Además, se crearon mensajes difundidos internacionalmente para generar una narrativa similar a la que Brasil tuvo hasta hace poco: la del gigante latinoamericano que comienza a despertar.

Peña Underwood. A la izquierda, Kevin Spacey en su papel de Francis Underwood. A la derecha, Enrique Peña Nieto, en su papel de presidente de México.

Peña Underwood. A la izquierda, Kevin Spacey en su papel de Francis Underwood. A la derecha, Enrique Peña Nieto, en su papel de presidente de México.

Cinco imágenes marcaron los mensajes y el descalabro de Peña Nieto. El primer latigazo llegó en febrero. La revista Time publicó en su portada regional una imagen del Presidente en la que aparece perfectamente vestido. El encuadre fotográfico tiene por objetivo generar una percepción de control y poder. El lector de la revista Time es observado por un político que mira de arriba abajo, tal como es retratado en decenas de ocasiones Frank Underwood, el protagonista de la serie House of Cards. La portada de la revista incluyó un mensaje que marcó la discusión pública de las siguientes semanas: “Saving Mexico. How Enrique Peña Nieto’s sweeping reforms have changed the narrative in his narco-stained nation”. (“Salvando México. De cómo las reformas de Enrique Peña Nieto han cambiado la narrativa en una nación marcada por el narcotráfico”.) Luego de este mensaje distintos analistas políticos coincidieron que en México estábamos viviendo un “cambio de narrativa” y que la clase política en el poder se estaba diferenciando de su antecesora, la “generación del no”. A un año de esta publicación es difícil sostener que este mensaje devino de un trabajo periodístico, cuando resulta evidente que fue el resultado de un ejercicio de relaciones públicas.

Entrevista de Jacobo Zabludovsky, el periodista más independiente de México, a Enrique Peña Nieto.

Entrevista de Jacobo Zabludovsky, el periodista más independiente de México, a Enrique Peña Nieto.

Aunque hubo una gran crítica a la portada de Time, hasta ese momento todo parecía caminar perfectamente en México. Llegó mayo y el equipo de Peña Nieto soltó otros dos latigazos. Primero fue la portada de la revista Rolling Stone, en donde apareció la imagen del presidente, con su copete y gran sonrisa. La imagen fue editada con un estilo retro, como si Andy Warhol la hubiera intervenido. Debajo del retrato del presidente escribieron: “Peña Nieto el reformador. ¿Tonto?… Ni tanto”. Quince días después emergió la tercera imagen: en una gira de trabajo en Cancún, Enrique Peña Nieto casualmente se encontró con Kevin Spacey y se tomó una selfie con el actor que interpreta a un maquiavélico político estadounidense. La imagen fue un éxito y en pocas horas se viralizó. Días más tarde diversos portales reportaron que la fotografía no fue acto espontáneo, sino parte de la estrategia comunicativa del presidente. Durante el verano otras imágenes cobraron relevancia. Peña Nieto apareció en la portada de la revista ¡Hola! bailando en la graduación de su hija y en septiembre dio una entrevista a Jacobo Zabludovsky, en donde el presidente y el periodista fueron retratados en uno de los lujosos salones del Palacio Nacional.

El otoño visual: ojos y bocas que desaparecen

Sin embargo, en octubre todo cambió de golpe. Las imágenes y narrativas creadas por el gobierno fueron trituradas por la desaparición de 43 estudiantes en el estado de Guerrero. En unas cuantas semanas el gobierno federal comenzó a hundirse a causa de su incompetencia y del horror que causó la tormenta perfecta de Ayotzinapa. Entonces vino la revancha visual. Las imágenes del presidente poderoso en la primavera de 2014 fueron modificadas por decenas de usuarios en internet. El presidente lo nombraron como el Mexican Murder y la foto de la portada en la Rolling Stone sirvió para ilustrar carteles y memes que pedían la renuncia del mandatario mexicano.

Peña Nieto en la portada de la revista Rolling Stone y en un cartel que pide su renuncia

Peña Nieto en la portada de la revista Rolling Stone y en un cartel que pide su renuncia

El sitio #ilustradoresporayotzinapa se convirtió en un importante polo de producción y reproducción de las imágenes de los estudiantes, aunque no el único. Esta iniciativa retomó las fotografías de los estudiantes para intervenirlas, copiarlas, modificarlas y otorgarles una mayor fuerza visual en Internet. La mayor parte de los diseños que aparecen en este sitio conservan el formato de las fotografías originales de los estudiantes que fueron dadas a conocer públicamente y que recuerdan a las imágenes que comúnmente se publican en los anuarios escolares. En el imaginario colectivo mexicano, los estudiantes, como idea y como concepto, son un tema sensible, ligado permanentemente a la matanza estudiantil en 1968. Las fotografías intervenidas funcionan como textos que vuelven visibles los rostros de estudiantes de clases populares y humildes, con rasgos mestizos e indígenas: rostros que fueron silenciados y desaparecidos del anuario escolar. Estas imágenes, producidas digitalmente y difundidas por Internet, tienen un formato que les permite instalarse dentro del universo de fotografías que circulan por las redes sociales en donde es común que los usuarios publiquen fotos de sus cuerpos, pero especialmente de sus rostros (selfies).

Fotos de los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa

Fotos de los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa

 

"Yo, Jimena Ramírez, quiero saber dónde está Everardo Rodríguez Bello"

«Yo, Jimena Ramírez, quiero saber dónde está Everardo Rodríguez Bello»

En octubre de 1968 circularon pocas fotografías sobre los asesinatos de cientos de estudiantes en la plaza de las Tres Culturas de la Ciudad de México. En aquel entonces había muchos menos medios de comunicación en el país de los que hay ahora. Y los medios que existían, salvo algunas excepciones, eran controlados por una estructura política autoritaria y que poco toleraba la libertad de expresión. Cuarenta y seis años después, también en octubre, la situación fue completamente distinta: el sistema de comunicación mexicano se diversificó e Internet ha propiciado la posibilidad de una circulación rápida y sin censura, de cualquier tipo de fotografía o imagen. En el otoño del horror, una imagen destacó sobre otras: la fotografía de Julio César Mondragón, un estudiante que fue desollado vivo. La imagen de su cuerpo, destrozado y sin ojos, circuló por Internet como una muestra de la barbarie en tierras guerrerenses. Esta imagen marcó la iconografía que comenzó a producirse en la contraestrategia visual. Los ojos de los estudiantes son un motivo visual constante en los trabajos de artistas y diseñadores que decidieron manifestarse en Internet. En algunas casos, grandes ojos miran directamente al espectador (a diferencia de la altiva mirada peñanietista), en otros, los ojos son modificados, intervenidos o eliminados, como una pista visual que mantiene vivo el recuerdo del joven Mondragón.

Ojos. #ilustradoresporayotzinapa

Ojos. #ilustradoresporayotzinapa

Otro de los elementos que llama la atención al observar todas estas imágenes, son las bocas de los estudiantes. La boca es el medio físico y la estructura orgánica que posibilita uno de los procesos básicos de comunicación: la interacción con otras personas a través del lenguaje, en diálogos públicos o privados. Por la boca salen nuestros pensamientos, por la boca salen nuestros sentimientos. La desaparición o asesinato de una persona lleva a su silenciamiento, a la desarticulación de ese medio físico y orgánico del cual emanan los pensamientos de una persona. En el caso de la desaparición y asesinato de los estudiantes en México hay un componente político innegable, el cual es expresado en las imágenes que conmemoran la vida de los jóvenes de Ayotzinapa: en algunos rostros las bocas fueron borradas, en otros modificadas, en otros bloqueadas por banderas mexicanas, por manos o por distintos objetos.

Boca. #ilustradoresporayotzinapa

Boca. #ilustradoresporayotzinapa

También resulta llamativo que en muchas de las imágenes que circulan por Internet, el concepto de país, de nación y de Estado están presentes. No hay un deslinde de lo mexicano, por el contrario, la estética visual está marcada por símbolos y objetos nacionales, como mapas, banderas, escudos, nopales o águilas; marcada también por la sincrética cultura popular que tiene rasgos indígenas y católicos, de ahí que héroes y heroínas populares aparezcan constantemente en estas imágenes, como la Virgen de Guadalupe, Zapata, Villa o integrantes del EZLN. Esta vitalidad visual de lo mexicano marcha a la par de una severa crítica al orden de cosas que ha permitido la desaparición y muertes violentas de miles de personas en el país. Muchas de estas imágenes explican claramente lo que muchos no hemos podido hacer a través de las palabras: el Estado es responsable por lo sucedido en Ayotzinapa, el Estado como un conjunto de personas e instituciones que integran un país.

México. #ilustradoresporayotzinapa

México. #ilustradoresporayotzinapa

 

Cultura popular. Estas imágenes las tomé de Twitter. Desconozco quiénes son los autores.

Cultura popular. Estas imágenes las tomé de Twitter. Desconozco quiénes son los autores.

El mundo visual como una representación de las disputas políticas (no partidistas)

Una buena parte de la comunicación en Internet es mediada por imágenes. En ese gran río visual, el ciberespacio mexicano fue de una primavera marcada por la frivolidad de la política hecha desde un despacho de diseño gráfico, a un otoño lleno de imágenes creadas a partir del horror e indignación por la muerte de 43 estudiantes normalistas. Muchas de las disputas políticas contemporáneas están ocurriendo a través de imágenes. Por ello, es de alta pertinencia observar este campo visual en México, pues las imágenes cristalizan parte de la complejidad política en la que vive México. También reflejan una estética visual que muy probablemente cobrará mucho más relevancia en el futuro.

Este artículo fue publicado originalmente el 26 de enero de 2015 como parte de la columna de opinión “Sistema Autorreferencial” del programa “Señales de Humo”, que se transmite por Radio Universidad de Guadalajara. La versión publicada en este blog fue ampliada.

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C7 o el desprecio por la audiencia

Por Juan S. Larrosa-Fuentes (24 de noviembre de 2014)

Tan solo un par de meses duró en funciones Gabriel Orozco, quien fuera el primer defensor de la audiencia del Sistema Jalisciense de Radio y Televisión. El 31 de octubre presentó su renuncia ante la Secretaría de Cultura, con copia al director del sistema. En su carta de renuncia, Orozco señala que no encontró un ambiente de apertura, diálogo y respeto para su trabajo. Días más tarde, en una entrevista para Reporte Índigo, Orozco dio más pistas sobre su salida y explicó que no se pudo poner de acuerdo con los directivos del canal sobre cómo se estaba tratando periodísticamente el tema de los 43 normalistas desaparecidos en Ayotzinapa y las protestas sociales que estos hechos han desencadenado. A nadie debe sorprender este hecho, especialmente por cómo se ha administrado y conducido C7 en los últimos años.

La prematura y abrupta renuncia del defensor de la audiencia tiene muchas explicaciones. A nivel estructural, diversos especialistas en materia de ética ya han advertido las contradicciones de la nueva Ley Federal de Telecomunicaciones, la cual obliga a los medios de comunicación a utilizar herramientas deontológicas y de autorregulación profesional. El desarrollo de una reflexión ética sobre el trabajo y transformación de las prácticas mediáticas, necesariamente tiene que ser una discusión que nazca al interior de los medios de comunicación y no, como lo propone la ley, de una disposición jurídica externa a los medios.

Por otro lado, en el plano local, es notorio que el Sistema Jalisciense de Radio y Televisión no es una institución por la cual estén muy preocupados quienes nos representan políticamente en el Congreso o quienes gobiernan en el Poder Ejecutivo. Hace un año los legisladores locales hicieron cambios a la ley que regula al sistema. El resultado de los cambios legislativos fue decepcionante, pues los diputados se limitaron a ajustar la ley a las exigencias federales, pero no hicieron cambios sustantivos al sistema comunicativo de Jalisco. Fue, una vez más, una experiencia legislativa de gatopardismo.

Desde el plano ejecutivo, las cosas no fueron mejor. El gobernador colocó a Sergio Ramírez Robles como director del sistema, quien llegó al puesto fuertemente cuestionado en la prensa local, debido a las malas relaciones que sostuvo con periodistas cuando fue director de comunicación social del gobierno de Puebla. Al tomar las riendas del sistema, Ramírez Robles hizo cambios, que también fueron cuestionados, como su discrecionalidad para el cambio de las parrillas de programación, la transformación (una vez más) de la imagen gráfica y nombre de C7, o la decisión de crear lo que él ha llamado una “multiplataforma” en donde se transmite una señal única para radio, televisión e internet. Dadas estas características, no es una sorpresa que el ombudsman haya dejado su puesto porque no encontró un ambiente de apertura, diálogo y respeto para su trabajo.

Hace un año busqué en el portal de transparencia de C7 los documentos que justificaran los cambios que estaban ocurriendo en el Sistema Jalisciense de Radio y Televisión. No encontré nada debido a mi impericia o porque los documentos no estaban ahí o no existían. Entonces solicité la información al director del sistema.

Un año después, Ramírez Robles me envió, vía correo electrónico, un archivo titulado “Plan Institucional del Sistema Jalisciense de Radio y Televisión”. Muy bien, pensé. Por fin podría leer un diagnóstico sobre las audiencias de C7 o un plan de trabajo sobre el quehacer de una institución que debe garantizar el derecho a la información de los jaliscienses. Me emocionó estar en la antesala de entender la racionalidad del concepto de “multiplataforma”.

Sin embargo, el resultado fue decepcionante. No obtuve las respuestas. A cambio, encontré un documento atiborrado de tablas de planeación de la burocracia moderna, llenas de objetivos e indicadores de éxito. También tuve un buen rato de risa cuando leí los valores de C7. Uno de ellos, dicen, es la pluralidad, la cual está definida como “Cualidad de ser más de uno”. La definición, que no tiene créditos, es una copia textual del diccionario de la Real Academia de la Lengua. La ironía de esta definición es que es cierta: para la administración actual de C7, la pluralidad en los medios se cumple cuando son más de uno.

Los anteriores son detalles cosméticos. Lo preocupante es que el sistema vive en una perversa autorreferencialidad en donde C7 es el principio, el fin, y el método de evaluación y verificación del propio proyecto. En todo el documento no se menciona en ninguna ocasión el término “derecho a la información”, salvo cuando transcriben textos legales. Esto quiere decir que, en su plan institucional, no contempla como prioridad de su trabajo la tutela de este derecho para los jaliscienses.

Por otro lado, ¡el plan institucional solamente menciona en una ocasión a el término “audiencia”! No hay, en ninguna parte del documento, una descripción de la audiencia de C7 ni planes para hacer un diagnóstico para investigarla, conocerla o para trabajar con ella. El documento solamente contempla una evaluación muy limitada de su trabajo, que se basa en el incremento en la producción de programas o en la cobertura de ciertos acontecimientos. El plan de evaluación no prevé una evaluación cualitativa de su trabajo, una evaluación por parte de la audiencia, ni algún tipo de evaluación externa. De ahí la autorreferencialidad del sistema: yo soy, yo decido y yo me evalúo.

Finalmente, el documento no contempla alguna planeación extra-sexenal en la que se planteé una política pública a largo plazo para tutelar el derecho a la información de los jaliscienses. En cambio, debemos conformarnos con una serie de objetivos inconexos y extraños, que los burócratas pensaron para el canal y cito:

  1. Incrementar las capacidades creativas y de producción artística de la población.
  2. Diversificar las alternativas de recreación.
  3. Incrementar la innovación y el emprendimiento para el desarrollo científico y tecnológico.
  4. Disminuir la brecha digital en los sectores productivo y social de la entidad.

El documento de “planeación” admite una revisión mucho más cuidadosa y crítica. Por lo pronto, sirve para corroborar lo absurdo que resulta implementar una defensoría de la audiencia en un medio de comunicación que no conoce a su audiencia y que no tiene intenciones de conocerla.

Este artículo fue publicado el 23 de noviembre de 2014 como parte de la columna de opinión “Sistema Autorreferencial” del programa “Señales de Humo”, que se transmite por Radio Universidad de Guadalajara.

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#Ayotzinapa en Filadelfia: “Estamos lejos de México, pero estamos, dice uno”

Por Lupita Orozco y Juan Larrosa

Manifestación por #Ayotzinapa, afuera del consulado mexicano en Filadelfia (PA)

Manifestación por #Ayotzinapa, afuera del consulado mexicano en Filadelfia (PA)

El consulado mexicano en Filadelfia se encuentra en un edificio que mira de frente la Plaza de la Independencia. Todos los días, cientos de mexicanos acuden al Consulado para sacar sus pasaportes, pero hoy, muchos fueron a manifestarse por el caso de los 43 normalistas asesinados en #Ayotzinapa. Es una noche fría y desde lejos se puede ver un grupo de personas que atentamente escuchan a una serie de oradores: un líder social local, un locutor de radio y un fotógrafo. El viento pega fuerte, pero no asusta a 43 espontáneos que se tiran al suelo para representar la masacre. Después, alguien lee un poema que muchos recuerdan haber declamado en su respectiva “escuela primaria”, “México… creo en ti”, dicen. Luego vinieron las consignas en contra de Peña, Rivera y el catártico, ¡qué se vayan todos!

Manifestantes afuera del consulado mexicano.

Manifestantes afuera del consulado mexicano.

Estamos lejos de México, pero estamos, dice uno. Es difícil observar desde otro territorio lo que pasa en México. Dicen que ver los toros desde la barrera es más sencillo… a veces, también resulta doloroso.

Performance afuera del consulado mexicano en Filadelfia

Performance afuera del consulado mexicano en Filadelfia

Las manifestaciones en la calle cohesionan, juntan a los cuerpos, que se comunican entre ellos. En las manifestaciones por #Ayotzinapa hay un mundo de imágenes y de discursos por leer, por ver, por escuchar. El enlace más fuerte, sin duda, es el emocional: ¿hasta dónde llegará nuestra indignación? Nadie lo sabe.

Lupita y Juan afuera del consulado mexicano en Filadelfia

Lupita y Juan afuera del consulado mexicano en Filadelfia

A 104 años de la Revolución Mexicana, #Ayotzinapa se asoma como una coyuntura que dispone a un punto de quiebre.

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