Por Juan S. Larrosa-Fuentes (22 de febrero de 2016)
En semanas pasadas el gobierno de Jalisco dio a conocer un informe en donde se da cuenta del estado que guarda la violencia de género en la entidad. El informe fue elaborado por un grupo interinstitucional y multidisciplinario de especialistas. El documento explica que en Jalisco existen “acciones reiteradas y metódicas en contra de las mujeres”. Estas acciones constituyen actos de violencia de género, un término que se define como la violencia “que sufren las mujeres por su condición de mujer y como consecuencia del rol que desempeñan en nuestra sociedad. Es una violencia sexista, específica y con rasgos diferentes a otro tipo de violencia”. Los hallazgos del grupo de especialistas no son casos aislados de violencia hacia las mujeres, sino patrones y prácticas sistemáticas de violaciones a los derechos humanos de las mujeres en Jalisco. El informe es estremecedor, pues a través de una investigación que contiene evidencia empírica y no meras opiniones, demuestra que formamos parte de una sociedad que lastima y violenta sistemáticamente a las mujeres. Los resultados de la investigación logaron que el gobierno de Jalisco activara una Alerta de Violencia contra las Mujeres en los municipios de Guadalajara, Zapopan, San Pedro Tlaquepaque, Tonalá, Tlajomulco de Zúñiga, El Salto, Ameca y Puerto Vallarta.
Según documenta el informe de marras, la violencia en contra de las mujeres se presenta de distintas formas. La más grave es la violencia física, la cual ha cobrado la vida y dañado los cuerpos de mujeres y niñas. Sin embargo, hay otro tipo de violencias, como las que enfrentan las mujeres en el acceso a la justicia, en el respeto de sus derechos civiles, políticos y reproductivos, en el ámbito laboral, tan solo por mencionar algunos. Entre otras cosas, el informe explica que la dimensión comunicativa juega un papel fundamental para entender y solucionar la violencia en contra de las mujeres. Una fuente importante de violencia se produce y reproduce, por ejemplo, en medios de comunicación como el cine, la prensa, la radio y la televisión. A través de estos medios de comunicación circulan mensajes que violentan a las mujeres a través de la creación de estereotipos de género, de la marginación en la visibilidad política de las mujeres, o en la sexualización y cosificación de sus cuerpos.
La violencia en contra de las mujeres en los medios ha estado presente durante tantos años, que incluso se ha naturalizado, es decir, es algo en lo que pocas veces reparamos y que vemos con naturalidad. Van algunos ejemplos. En la televisión deportiva es común que veamos programas en donde el set está decorado con el cuerpo de mujeres esbeltas que hacen ejercicio mientras un grupo de hombres comenta el último partido de futbol. Hace unos años en el programa deportivo de Televisa Guadalajara había una sección llamada “cancha reglamentaria”, en donde aparecían las esposas de futbolistas en bikini y dando vueltas a una alberca. En el ámbito publicitario, ejemplos hay por montones. Simplemente basta con voltear a ver un espectacular en la calle para ver cómo, cualquier marca, asocia su imagen con la de una mujer a través de su cosificación. O, en el caso más patético, la tristemente célebre campaña que MVS Jalisco echó a andar en mayo de 2014 en la que se burlaba de las mujeres a través de frases como “si me vas a dejar, que sea embarazada”, o “aunque la fresa se vista de seda, peda se encuera”. En las telenovelas y series de televisión vemos cómo se asocia a las mujeres, una y otra vez, con ciertos estereotipos de género, cada vez que las mujeres aparecen en ciertos espacios como las cocinas o en actividades como la crianza o el mantenimiento de una casa. Y en el mundo del periodismo y de las noticias se ha documentado la escaza presencia de las mujeres en puestos directivos en medios de comunicación y la baja aparición de mujeres como protagonistas de las noticias. En Jalisco y México, por ejemplo, según distintos análisis de contenido en los que he participado, de cada diez personas que aparecen en la noticias, solamente tres son mujeres.
Al final del informe hay una serie de conclusiones que van aparejadas con propuestas para prevenir y contrarrestar la violencia sistémica en contra de las mujeres. En el ámbito comunicativo, el informe propone, en primer lugar, la elaboración y difusión de una campaña que comunique qué es la alerta de género, en qué consiste y cuáles fueron las condiciones que llevaron a su activación en el estado de Jalisco. Por otro lado, se proponen campañas permanentes de comunicación para dar a conocer los derechos de los mujeres y las niñas, así como para prevenir la violencia en contra de las mujeres. Además, se propone que el gobierno pueda ofrecer capacitaciones de género a quienes trabajan en medios de comunicación, como conductores y conductoras de radio y televisión, o periodistas que hacen su trabajo en distintos medios del estado de Jalisco, pues según las conclusiones del informe, se “advierte la falta de sensibilización por parte de las y los reporteros, conductores, periodistas entre otros, así́ como un alto contenido de programas, comerciales y videos que refuerzan la violencia estructural, colocando a la mujer como un objeto sexual en la mayoría de los casos, y en otros reforzando los roles y estereotipos ‘femeninos’ que fomentan la discriminación.”
Sin duda, la transformación de las relaciones de género en nuestras sociedades, pasan por una profunda reflexión de nuestras prácticas comunicativas, pues es a través del discurso desde donde se construye aquello que entendemos por realidad. Al respecto, Clifford Geertz, el célebre antropólogo norteamericano dice que los seres humanos somos animales suspendidos en tramas de significado que nosotros mismos hemos tejido. Años después, el sociólogo John B. Thompson, completó la frase diciendo que, entonces, los medios de comunicación son las ruecas del mundo moderno. Por ello, hace mucho sentido que quienes elaboraron el informe entiendan que además de atacar la violencia física en contra de las mujeres, que resulta ser de primera importancia, también sea relevante la lucha en el terreno del discurso y del control de la comunicación. Sin embargo, valdría profundizar aún más en el diagnóstico y las conclusiones del informe en el terreno comunicativo. Las conclusiones sobre la violencia comunicativa hacia las mujeres están edificadas en un modelo de comunicación en donde el poder está concentrado en los productores de los mensajes y por tanto, la solución e intervención comunicativa recae en estos actores. No obstante, olvidan que las audiencias también tienen parte en estos procesos. La producción y emisión de un texto no implica su lectura o consumo, tampoco implica que quienes lo consumen hagan una lectura exactamente igual a como el productor planeó el texto. Por otro lado, no debe olvidarse que nuestros sistemas de comunicación son operados por entidades privadas. Por ello, en un artículo reciente Sonia Serrano mostró su escepticismo sobre la reacción que los medios y periodistas tendrán ante las recomendaciones publicadas en el informe.
A las intervenciones en los procesos de producción de comunicación deben sumarse las estrategias para incidir en la opinión pública y en ciertas audiencias en particular. Desde mi punto de vista se deben reactivar proyectos como el observatorio de comunicación que tenía el Instituto de las Mujeres del ayuntamiento de Guadalajara en donde analizaban textos publicitarios y noticiosos en clave de género. Otros espacios de gobierno y ciudadanos, tendrán que abrirse para inspeccionar críticamente la comunicación en Jalisco. También se puede pensar en el desarrollo de estrategias de educación para la recepción y alfabetización mediática en torno a la violencia de género. Con estas intervenciones la idea es que sean los ciudadanos, a través de sus acciones políticas y económicas, los que puedan transformar y modificar los procesos comunicativos que son parte de la violencia sistemática y sistémica en contra de las mujeres en Jalisco.
Este artículo fue publicado el 21 de febrero de 2016 como parte de la columna de opinión “Sistema Autorreferencial” del programa “Señales de Humo”, que se transmite por Radio Universidad de Guadalajara.